miércoles, 11 de abril de 2012

El teatro politiquero: la línea entre la politización cultural y la integración social

Cuando una estructura es lo suficientemente grande se tiene la certeza de que siempre estará allí y no se piensa en las consecuencias de su desaparición. El 21 de enero de 2009 el Ateneo de Carcas –que desde sus inicios en 1931 se destacó por contribuir a la cultura caraqueña a través de las bellas artes, principalmente el teatro– se mudó de Bellas Artes a Los Caobos, porque se venció su comodato y el Gobierno pidió su salida antes del 6 de mayo. Ahora en su antigua sede encontramos la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte).


Esta no es una historia aislada, el año anterior los grupos que hacían vida en la Casa del Artista fueron desalojados luego de que la directiva de Lisett Torres argumentara que requiere de todo el edificio para realizar los programas sociales del artista, creados por el exministro de Cultura, Francisco Sesto. Por su parte, las actividades culturales del Teatro Teresa (TTC) han disminuido gracias a los actos gubernamentales que allí se realizan y a la expulsión de grupos como Danzahoy y Amigos del TTC.

Los subsidios, ya casi inexistentes, en su mayoría se basan en la compra de funciones y otorgamiento de salas, dejando de lado el financiamiento para la adquisición de materiales y pago de los actores, productores y directores.

Sin embargo no todo el panorama es obscuro, durante los últimos años se reabrieron el Teatro Principal, el Teatro Municipal, el Teatro Nacional, el Teatro Cristo Rey y el Teatro Catia, entre otros; se redactó un Proyecto de Ley de Cultura, se crearon el Ministerio de la Cultura y programas sociales para los artistas, además de la apertura de una universidad que integra las artes escénicas, plásticas y audiovisuales.

Dentro de este panorama ambiguo, se busca delimitar la politización del teatro dentro del Gobierno de Hugo Chávez y hacia qué nuevos espacios se mueven los actores, cuando se les niega el acceso a grandes salas.

Politización vs. integración cultural a través del teatro

Según la Real Academia Española, politizar es dar orientación o contenido político a acciones o pensamientos, que, corrientemente, no lo tienen. En este sentido la politización del teatro no existe, pues este es político desde sus inicios. El director de la agrupación experimental Teatro Forte, Vladimir Vera, lo corroboró al decir que tiene el mismo papel que en su nacimiento: comunicar una posición, ya sea a favor o en contra de un régimen.

No se trata de una parte protagónica dentro de la política, sino de una forma de manifestación de los puntos de vista de la sociedad, para que el gobierno de turno abra y vea sus errores.

Antonio Cuevas, exactor de caracteres en Radio Caracas Televisión (RCTV) y profesor de cursos de actuación, indicó que el teatro “es palabra, y la palabra siempre es subversiva”, que se distingue de la música porque el Estado no puede manejarlo fácilmente, razón por la cual “todos los gobiernos se lo piensan”.

Bajo esta perspectiva, el actual mandato se lo pensó y decidió que la mejor manera de silenciar los clamores de artistas abandonados es ganarse su apoyo; así, optó por darles salas y beneficios sociales. El problema comienza cuando los nuevos partidarios relegan la función del arte y hacen de obras históricas, como las de César Rengifo o Isaac Chocrón, un panfleto gubernamental. Aunque el teatro y el Estado pueden compartir corrientes, en ningún momento debe el primero ser, y he allí la clave, una propaganda política, usada para atraer adeptos, advirtió.

Una comparación entre el Festival de Teatro de Caracas del año pasado, organizado por la oficialista Alcaldía de Libertador, y el Festival Internacional de Teatro de Caracas, apoyado por la opositora Gobernación de Miranda, ilustra la estrategia gubernamental. En el primero las entradas solo costaban 5 bolívares gracias al financiamiento estatal, mientras que en el segundo algunas llegaban a más de los 240 bolívares. De acuerdo con Jaime Feliu, director de la Asociación Civil Horus Teatro, el ciudadano de bajos recursos, naturalmente, pensará que lo que el Estado hace es mejor porque van a ver teatro “gratis”, logrando al mismo tiempo que se sientan integrados a la cultura que antes se les negaba.

El plan de llevar la gestión cultural a todo el mundo no es invento del régimen de Chávez, las instituciones anteriores se plantearon medidas incapaces de alcanzar una administración adecuada que diera resultados, indicó el sociólogo Tulio Hernández, en el reportaje La revolución de la conciencia: construyendo una nueva hegemonía cultural en Venezuela, del jefe en redacción de la revista Exceso.

Para Hernández la concentración de la gestión cultural no resolverá el mayor problema: una verdadera democratización inclusiva que garantice el acceso a todos los públicos, la cual “solo es posible a partir de la articulación de una relativa autonomía con la descentralización, esto es, a la actuación conjunta de las instituciones culturales con los gobiernos locales”.

Politiquería en acción

La ligereza a la hora de tocar un tema, por nimio que sea, no conlleva a soluciones. Lo mismo ocurre con la politiquería, pues solo habla de los problemas de la gente y de cómo resolverlos, sin en verdad llegar a solventarlos. Su diferencia con la política radica en que la última los arregla. Entonces se podría decir que en el país existe una seudo política en materia cultural, según el exartista de RCTV.

El 10 de febrero de 2005 se fundó el Ministerio de la Cultura bajo de la dirección de Francisco Sesto Novás (“Farruco”), con el objetivo de incentivar la creación artística libre e integral. Su visión expresa que es “responsable de generar y proyectar los lineamientos y las políticas culturales del Estado”.

Aquí “lineamientos” adquiere especial significación pues supone una contradicción con el artículo 98 de la Constitución de 1999, el cual estipula la libertad de creación cultural y de pensamiento. Es decir, el artista puede seguir la tendencia que desee sin correr el riesgo de ser penado por la ley.

No obstante, un punto positivo es la apertura de salas, donde se exponen grupos nuevos o desconocidos sin afrontar los inconvenientes que puedan presentarse en las salas privadas, que necesitan garantizar una taquilla para cubrir sus gastos; circunstancia que algunas satisfacen al asegurarse que cada obra tenga por lo menos una cara conocida dentro de su elenco. El crítico teatral Edgard Moreno Uribe declaró que dicha práctica es el tipo de censura más grave, aún más que la prohibición de textos, porque demuestra la mala gerencia de las salas y la todavía casi inexistente infraestructura.

Feliu señaló que de seguir por este camino, los pequeños grupos teatrales se eliminarán porque no tendrían posibilidades de presentarse. Agregó que su grupo es uno de los tantos ejemplos porque el Teatro Escena 8 les dijo que si dentro del elenco no había alguien conocido no podían presentarse. Las agrupaciones continuarán funcionando en salas como las del Altosf, el Luis Pereza o el San Martín, pero “¿quién va a ir hasta Parque Central, San Pedro o Artigas?”, preguntó.

El proyecto de ley hecho en 2009 es uno de los intentos fallidos de respaldar a los artistas. Desde su escritura, ha entrado en discusión solo una vez en la Asamblea Nacional y tres años después no se concreta. Cuevas presume que este tipo de cosas suceden porque cuando se tienen situaciones más urgentes, como alimentación e inseguridad, la cultura queda en segundo plano. Lo que el Gobierno olvida es que “no solo de pan vive el hombre” y la cultura debería ir de la mano con la comida, porque “si no te nutren, se te desnutren el espíritu y el cuerpo”.

Por su parte, Moreno Uribe señaló que las leyes pueden ayudar al desarrollo cultural, pero que la cultura no se forja con ellas, sino con los artistas y el público. “Todo eso está, como quién dice, agarrado con pinzas”, añadió.

Con respecto a los diferentes programas sociales que garantizan el bienestar de los creadores, Vera aseguró que el artista es un “paria” y que el trabajo en el teatro es cuesta arriba ya que “realmente no se tiene ningún tipo de beneficio”. Refirió el caso de quien fuera el primer actor de Rajatabla por más de 20 años y ganador de numerosos galardones nacionales e internacionales (Premio del público del ANAC; premios Municipales, la Orden Antonio José de Sucre en primera clase, etc.), Germán Mendieta, que “murió este año pidiéndole a todo el mundo que le depositara dinero porque no tenía ni como pagar su médico”. Sentenció que “ese es el futuro de la gente que hace teatro”.

Por otra parte, Feliu opinó que el Estado está obligado a subsidiar la cultura, pero cree que como no se involucra verdaderamente con quienes hacen teatro (a través de financiamientos, reconocimientos y participación en eventos internacionales) hay una ruptura política, y aclaró que mezclarse no significa manejar.

Si bien emergen iniciativas gubernamentales, los artistas sienten que se les ha dado la espalda y que solo son premiados aquellos que adulan a las personas que ocupan grandes cargos. “Normalmente la política ha estado en manos de los mediocres que remuneran la fidelidad sobre la eficacia”, exclamó Cuevas.

Avanzando nos estancamos

Dentro de todos los avances o continuación de las viejas políticas, dependiendo del punto de vista, nace el tema sobre si efectivamente el teatro ha ido hacia adelante o si se estancó.

Vera enfatizó que el teatro venezolano se convirtió en un mero estudio antropológico, debido a que deja de lado los nuevos conceptos teatrales y las estéticas vanguardistas, con la reiteración de esquemas del los años sesenta y setenta.

En su opinión, el arte de las tablas tuvo su gran auge con Carlos Giménez y Rajatabla y con la venida del francés Jean Genet, pero “Venezuela se acostumbró y se quedó con la misma estética luego de cuarenta años”. Resumió el punto en que el teatro cada vez empeora debido a la falta de estudios, de talentos y de disciplina. Actualmente hay contadas personas cuyos montajes tienen un concepto teatral como el de Francisco Denis en Machete Caníbal, porque “normalmente son solo gente repitiendo un texto que consideran bueno”, apuntó.

Según el libro Más allá del espacio vacío de Peter Brook, el teatro no puede ser puro pues debe cambiar y probar códigos, circunstancias que no se dan en el proceso creativo venezolano, y que se traducen en un teatro experimental en el que “solo ves personas gritando y moviéndose de un lado a otro sin que se les entienda qué dicen”, aseveró Vera.

Igualmente, Cuevas juzga que el sector se deterioró a partir de los noventa, con los grupos que hacían cinco montajes en un año, sin darle a cada uno la experiencia de sala necesaria para madurar y ser vistos por el público, aspectos propios de lo que llama teatro comprometido.

Desde su punto de vista la dramática sufrió una readaptación, en sus formas clásicas y en las propuestas nuevas que aparecen, para poder exponerse dentro de locales nocturnos como Barrabar y Teatro Bar, al igual que restaurantes como La Guayaba Verde. Entre los ejemplos de obras se encuentran A 2.5 la cuba libreAmores de barra y Mister Juramento.

Al igual que los estilos, no es posible que las temáticas sean las mismas, porque la ambientación y disposición del espacio es diferente. Además afirmó que los conflictos reflejados en los medios de comunicación hacen que la gente “huya” de los choque y de las obras “intensas”, porque cuando van al teatro quieren y necesitan relajarse, razón por la cual la comedia de alta calidad es necesaria para que el público vea espectáculos de altura mientras se divierte.

El director Vera aseguró que el desplazamiento es inevitable ya que “si tienes un producto, tienes que mostrarlo así sea en el estacionamiento de un edificio”.

No es el primer Gobierno en el cual los teatreros capitalinos se sienten desamparados a pesar de las iniciativas. La recuperación de salas y los proyectos que no se cumplen solo forman parte de la politiquería de Estado, que no politiza al teatro porque este es político.

El estancamiento, la falta de infraestructura adecuada y de apoyo por parte de las instituciones han conllevado a un cambio de temas y lugares de presentación, cuyas consecuencias están por verse.


1 comentario:

  1. ¡Hola, Amanda!

    Bien por los enlaces, podrías colocar más a lo largo del reportaje para hacerlo más interesante. Buena utilización de los otros recursos.

    Un abrazo.
    MaR.-

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