jueves, 28 de junio de 2012

De la experimentación al placer con niños

La naturaleza del pedófilo o el origen de por qué se vuelve un gusto ver a niños y jóvenes desnudos tiene una razón directa y obvia: el maltrato crea al próximo maltratador. Sin embargo, existe un caso en particular en el que el victimario se forma por su propia cuenta. La curiosidad y posterior obsesión sobre este tema hizo de Manuel Sánchez un pedófilo que la justicia venezolana aún no ha puesto tras las rejas. No hay un modo único de que un posible pedófilo sea lo que es, sino la necesidad de experimentar este tipo de parafilia, en la que aún no se han desarrollado investigaciones.

Victimario: entrada triunfal
 “Nunca imaginé que esto pudiera ser posible en mi familia. Siempre había escuchado cuentos así de amistades cercanas, y no sabía qué decir”, contó Marisol Villafranca (64 años), madre de dos jóvenes sin mucha suerte. “No entiendo cómo permitimos que ese degenerado entrara a nuestra casa, podía jurar que era un cuento de las muchachas porque, bueno, a veces a los niños no le gustan los extraños. Ricardo y yo pensamos que todo este asunto era un cuento que sacaron de alguna telenovela, y hasta les quitamos el televisor del cuarto, pero siempre dijeron la verdad”, dijo Marisol con decepción en los ojos. Después de casi 12 años siente que cada caricia, golpe y maltrato están tatuados en su piel, y no en la de sus hijas.

Ricardo Contreras (66 años), padre de las muchachas, cuando comenzó a contar su experiencia, irremediablemente, se le tensaron los músculos de la espalda y las manos pasaron de tranquilidad a presionar el mueble central de la sala. Cada vez que trataba de contar lo ocurrido, miraba con la misma vergüenza y reproche al interlocutor que le preguntara: “¿Qué pasó con tus hijas? ¿Qué les hicieron exactamente?”.

“Ya ha pasado un tiempo muy largo, que llamaremos 'prudencial' porque hemos sanado esta culpa, nosotros hicimos lo que pudimos para atravesar por ese trance, al menos cada una comenzó una vida menos dura”, explicó Ricardo, con un tono amargo y obstinado, las preguntas eran parte de un juicio en las que tenía todas las de perder. La culpa seguía en las mentes de ambos.

–No entiendo como tu hermana sigue casado con ese canalla –dijo con sobresalto a su esposa.

–No empieces con eso, está bien lejos, en Maracaibo, ya aquí no tiene nada que hacer –explicó Marisol, muy apenada.

“Ese imbécil llegó a nuestra casa, prometiendo y queriendo con locura a tu hermana (María José Villafranca, hermana de Marisol), y no hizo sino destruir a cinco mujeres de esta familia, mis dos hijas y dos primas que viven en Maracaibo”, replicó Ricardo a su esposa.

Ricardo y Marisol comenzaron a discutir y a revivir los sucesos, por un momento olvidaron a las personas que estaban en esa misma habitación. Manuel Sánchez, es la causa de la desgracia que desgarró la infancia de Lorena y Sara, quienes desde los 8 y 5 años, respectivamente, sufrieron encuentros sexuales con este “tío político”, que se les acercó con regalos y afectos, justificando que los niños son su mayor sueño y que estaría contento y agradecido con Dios de tener hijos con una de las mujeres Villafranca. “Son preciosas y huelen bien, siempre”, decía.

Lorena (22 años) es una joven que estudia Docencia en el Instituto Pedagógico de Caracas, es la hija menor de esta pareja. No es una chica muy arreglada, siempre está preparada para la batalla: la ciudad. Por esto, prefiere los jeans, una franela con algún estampado y zapatos converse. “No soy muy femenina, creo que es fácil entender lo demás”, explicó la joven.

 “Todo comenzó cuando tenía 8 años, el tío Manuel era muy divertido, nos daba dulces, en ese momento éramos  las pequeñas de la casa. Siempre hablaba de nosotras, éramos sus consentidas. Eso duró como cinco meses, hasta que un familiar de Maracaibo murió y mi mamá le pidió que nos cuidara porque debía viajar con mi papá. No pudimos ir con ellos porque no podíamos faltar al colegio, y fue la semana del terror”, explicó Lorena.

“Sí, esa semana fue confusa, no sabíamos qué hacer ni a quién pedir ayuda porque justamente todo el mundo se había ido para allá. Yo ya había tenido encuentros con él, en viajes familiares, pero sabía que tarde o temprano tocaría a Lore. Y esa semana fue la explosión, nos obligó a hacer una especie de trío”, dijo Sara (25 años), hermana mayor de Lorena. Ella fue abusada desde los cinco años, pero no sabía cómo explicarle a sus padres y a su tía quién estaba formando parte de la familia.

“A mí me tocó una tarde al regresar del colegio, me dijo que sería la primera chica a la que le daría un beso de verdad. Me quede paralizada cuando me bajó el mono y la pantaleta, no entendía nada, me hizo sexo oral y luego me obligó a besarle”, dijo Sara.

“Esa misma tarde en la que se quedó en casa, llevó un mercado de chucherías, postres, refrescos, mermeladas, etc. Esa noche me dijo que debía bañarme para acostarnos juntos en la cama de mis papas, me pareció normal, era mi 'tío'. Me bañé, voy al cuarto y Sara estaba nerviosa, me decía que me abrigara muy bien como para que fuera difícil desvestirme. En todo ese rato, él entró con comida, una cámara y muy extraño”, explicó Lorena.

“Estaba nerviosa porque él me advirtió en días anteriores que íbamos a estar juntos los tres. Siempre fui muy callada, nadie se daba cuenta de lo que me pasaba y esa noche nos obligó a desnudarnos y hacerle sexo oral, nos tomó fotos en posiciones asquerosas mientras se hacía la paja. Y como para terminar nos amenazó a los golpes que teníamos que meterle los dedos en el culo, y lo hicimos”, dijo Sara con mucha pena, ambas sollozaron.

Pedofilia: lo que suele ser
Literalmente pedofilia significa amor por un niño (“amor” del griego “filo” y “niño” del griego “paid”), el cual es experimentado por un adulto cuyo sentimiento está regido por una necesidad sexual. En pocas palabras: es el enamoramiento de un adulto hacia un menor de edad.

El pedófilo está convencido de que su conducta es original y creativa. Cree incluso que le aporta al niño vivencias, conocimientos y placeres que contribuirían a su crecimiento; y que la sociedad represora e intrusa le impide amar al niño y al niño amar al adulto.

De acuerdo con la psicoanalista Audrey Suárez, de La Nueva Escuela Lacaniana de Caracas, detrás de esto hay una adhesión al mito de la eterna juventud, anclado en la idealización del cuerpo y de la belleza infantil y adolescente. Agregó que su convicción les permite enfrentar al grupo y a la sociedad con una seguridad y cinismo que desorienta y sorprende. Frecuentemente los pedófilos han sufrido traumas o abusos sexuales infantiles y entre el 50 y el 80 por ciento de los niños abusados se convierten en abusadores sexuales. Además, ocurre cuando el padre del agresor estuvo ausente y éste fue desvalorizado y despreciado por la madre cuando niño.

Suárez explicó que en el primer caso, el infante se convierte en adulto y se identifica con el abusador, por un mecanismo psicológico llamado formación reactiva. De esta forma construye una escena similar donde él se venga, controla y humilla a su explotador. En el segundo la necesidad de un padre en el pedófilo hace que se idealice a sí mismo como un padre omnipotente cargado de características primitivas de gran poder y fuerza, lo que lo lleva a someter y abusar del chiquillo desvalido.

Otra causa es el abandono, la carencia y el aislamiento del niño, quien se refugia en un mundo sexual fantástico que le brinda excitación, estimulación y apoyo, y al que queda fijado para siempre. Lo anterior suele ser un comportamiento normal dentro de la curiosidad sexual infantil, que no busca el placer sexual sino la experimentación a través del juego.

Añadió que la pedofilia forma parte de las llamadas parafilias según Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales. Las define como comportamientos sexuales caracterizados por la excitación del sujeto ante objetos y situaciones que no forman parte de los patrones sexuales habituales, que producen malestar psicológico o deterioro social. Es un trastorno típicamente masculino y algunas incurren en delitos de tipo sexual, penados por la ley.

De una “curiosidad” a un estilo de vida

Manuel Sánchez (55 años) es un hombre de corta estatura (1.65cm), cabello pintado de marrón claro, ojos oscuros y una actitud de colaborador y buena gente. No recuerda a qué edad comenzó a acercarse a jóvenes, pero sí cómo empezó.

Tenía aproximadamente 25 años cuando el tema de la pedofilia le llamó la atención, en ese momento trabajaba en Maracaibo como asistente contable, en los ratos libres en los que no había terminado con sus quehaceres conversaba con compañeros de trabajo y hubo uno en especial, Héctor Soto, que le habló sobre el asunto. Le dijo en varias oportunidades para ir a burdeles y le mostraba fotos de jovencitas desnudas teniendo relaciones con personas mayores.

Le daba asco y miedo trabajar con una persona depravada, pero aceptó la invitación. Soto le llevó a un local, “La Cubana”, y pidieron un servicio de cervezas. En menos de una hora vio a varios jóvenes drogados teniendo relaciones con clientes habituales del lugar, y un joven se le acercó y comenzó besarlo.

“Me pareció inquietante, fue una travesura.  Me encantó besar a ese muchacho y era hermoso, tendría unos 13 años y nos fuimos a una habitación. No tenía mucha suerte con las mujeres en ese entonces, eso fue pura experimentación, pero entendí que era algo que me llenaba, que me encantaba. Siempre me ha gustado apreciar la belleza. Esa noche lo hicimos, estaba muy borracho, no recuerdo mucho, pero lo que sí es que me volví un cliente de ese sitio”, explicó Sánchez.

Después de  mucho tiempo conoció a María José, su esposa actual. “Esa mujer es bella, no la dejaría por nada, pero siempre me ha gustado conocer gente. No creo que sea infiel por estar con gente menor, simplemente es lo que siento”, dijo Sánchez con normalidad.

Luego de un tiempo, María José lo llevó a Caracas para presentarlo a sus demás familiares y para trabajar en un negocio que había comenzado a formar con su hermana Marisol. Conoció a las hijas Contreras Villafranca y empezó a acosar a Sara, que no dijo nada hasta que él abuso de su hermana y juntas advirtieron a sus padres sobre lo sucedido, pero no hubo respuesta.

Lorena fue la primera en hacer campaña contra Manuel, él la golpeaba en sus partes íntimas a cambio del silencio. Pasaron alrededor de siete meses cuando su madre, Marisol, descubrió a Manuel desnudando a Sara, en un viaje que hicieron a la playa. Fue allí cuando creyeron los argumentos de las niñas y desterraron a María José y Manuel de la familia.

Ricardo no presentó cargos, solo advirtió que debían irse lejos o él mismo mataría a su cuñado. Desde entonces la pareja vive en Maracaibo y no se han divorciado, se consideran una pareja feliz, a pesar de ese inconveniente.

La experimentación despierta el deseo

“Si bien empecé por curiosidad, como todos, pasó a ser una necesidad y una fantasía”, se suele leer cuando se navega por páginas de pedofilia. Este es un punto poco tratado y mencionado por los especialistas de la psicología, quienes normalmente se enfocan en el hecho de que el pedófilo empieza a serlo debido a que fue abusado sexualmente cuando niño o creció dentro de un hogar roto.

La doctora Suárez aseguró que si bien dichas situaciones se dan, no suelen ser parte de estudio porque no son tan recurrentes como las demás. Así, quedan relegadas a las oscuridades del vacío científico, que debe ser explorado por “valientes”.

“No es fácil enfrentarse a este tipo de parafilias, especialmente cuando tienes un hijo o sobrinos pequeños porque no quieres que les pase a ellos. Sin embargo, no es una excusa”, exclamó.

En su opinión la falta de investigación no se da por el desinterés, sino que es parte de la realidad del difícil acceso a pacientes dispuestos a hablar sobre su situación con alguien cara a cara, así como la falta de recursos económicos para la investigación.

Datos y leyes venezolanas
Según se pudo observar en los datos de la Dirección de Delitos Informáticos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas; existen miles de páginas de pornografía infantil y en Venezuela se trafican hasta 8 mil imágenes de esta naturaleza por año.

Entre los años 2004 al 2006 y mitad de 2007 se incrementó en 65% el número de casos de maltrato sexual infantil reportados, llegando a 543 denuncias. Las cifras para 2012 se desconocen.

De acuerdo con la Ley Especial Contra los Delitos Informáticos, en su capítulo IV –que corresponde a los delitos contra niños, niñas o adolescentes– establece en su artículo 24 que la exhibición pornográfica de niños o adolescentes por cualquier medio que involucre el uso de tecnologías de información, será penado con prisión de cuatro a ocho años y una multa de cuatrocientas a ochocientas unidades tributarias.

Dejan la droga si quieren

La especialista especificó que las sanciones no remedian o impiden los comportamientos de atracción sexual hacia menores, ya que quienes sufren de parafilias deben seguir un tratamiento psicológico cognitivo-conductual o uno farmacológico, orientado a disminuir el impulso sexual.

Asimismo dijo que estos pacientes acuden a un psiquiatra o psicoanalista por voluntad propia dependiendo de la presentación y gravedad del trastorno. Habitualmente aquéllos que tienen sentido de culpa y practican la pedofilia en ocasiones de tensión concurren al médico para pedir ayuda, mientras que quienes tienen la convicción de estar en lo correcto, la confusión perversa entre la verdad y la mentira, entre el bien y el mal. Su pronóstico es malo; no se interesan por un tratamiento. En otras palabras: es su droga.



Con este testimonio de las hijas Contreras Villafranca se tiene como ejemplo un caso particular de pedofilia inducida por la curiosidad. Manuel Sánchez es uno de  los pocos que se atreve hablar sobre su experiencia. En Venezuela no se trata este tema con detenimiento, no existen leyes y tampoco estudios de equipos médicos que puedan desarrollar los orígenes de esta parafilia.

1 comentario:

  1. Hola, Amanda:

    Ya que no es un tema agradable para colocar imágenes, ¿de qué otra forma podríamos graficar el blog para que la gente se quede leyendo y el margen de rebote no sea tan grande?

    Pensemos en eso.

    Un abrazo y fue un placer.
    MaR.-

    ResponderEliminar